jueves, 27 de noviembre de 2014

MARCO AURELIO


Esta escultura romana representa al emperador Marco Aurelio montado a caballo.
Fue realizada en el año 176 d.C. y el autor de esta magnífica escultura ecuestre es desconocido. Esto es  debido a que en el Imperio Romano los artistas tenía una baja consideración social. Además tiene ciertos rasgos propios del arte romano como son el uso del retrato o el gesto de la mano extendida empleada para glorificar al personaje representado.

El arte romano se desarrolló entre el siglo III a.C. y el V d.C. y estuvo fuertemente influenciado por el arte etrusco y el arte griego. Se extendió por la cuenca del Mediterráneo hasta las actuales Francia e Inglaterra, siendo la parte oriental del Imperio Romano la que perduró más. La escultura histórica y conmemorativa tuvo un gran desarrollo en Roma, ligado al culto a los antepasados y a la ceremonia del triunfo en las batallas. Los triunfos eran representados a través de esculturas, arcos monumentales, columnas honoríficas y otros monumentos. Además también representaban el arte funerario representado batallas en los sarcófagos.

En el Imperio Romano se encontraban varios tipos de retrato como el Thoracatae, el Togato, el Apoteósico y el Ecuestre, cómo es la representación de Marco Aurelio sobre su caballo. En las que se solía representar a los adversarios de rodillas delante del caballo o bajo sus patas para humillarlos. La práctica de las esculturas ecuestres desapareció con la caída del Imperio Romano, aunque cobró un impuso en el Renacimiento y en el Barroco.

Marco Aurelio fue emperador del 161 al 180 d.C. y no tenía una especial vocación por las armas, al contrario, es conocido por un carácter pacífico, melancólico y humanista, con una gran afición a la filosofía, siendo partidario de la paz. En la actualidad es recordado por sus reflexiones filosóficas. Sin embargo, esta actitud fue interpretada por los bárbaros como signo de debilidad, por lo que no tardaron en atacar. Al conocer la muerte de Antonino Pío, los partos pusieron a prueba los emperadores, lo que hizo que Marco Aurelio pasará la mayor parte de su gobierno en el campo de batalla. Los partos se apoderaron de Capadocia y ocuparon Siria, pero después Lucio Vero lideró un contraataque y recuperó su libertad. Al siguiente año en Mesopotamia cayeron en poder de Roma Selencia de Trigis y Clestifante, importantes ciudades de los partos. El triunfo fue celebrado por Lucio y Marco Aurelio.

Afortunadamente, la escultura sobrevivió a la Edad Media por un simple error, fue confundido con el emperador Constantino, el cual había permitido la práctica del Cristianismo. Por ello no se fundió como la mayor parte de las esculturas, siendo una de las únicas esculturas romanas en bronce que ha podido llegar casi intacta hasta nuestros días.

A día de hoy se encuentra en excelente estado de conservación. Desde el siglo X, se situó frente al Palacio de Letrán en Roma, hasta que en 1538 fue trasladada y colocada por Miguel Ángel en la plaza del Capitolio de Roma. En 1979, el bronce original fue trasladado al interior del Palacio de los Conservadores, en los Museos Capitolinos siendo colocada en su lugar en 1981 una réplica muy realista elaborada con sofisticados procedimientos actuales. Tiempo después la sala fue remodelada para que la escultura fuera iluminada con luz natural.

Podemos clasificar la obra como exenta de bulto redondo ecuestre, de cuerpo entero. Respecto al material del que está formado la escultura, se trata de Bronce a través de la técnica de la cera perdida siendo, como ya hemos indicado antes, una escultura de las únicas que sobrevive hasta nuestros tiempos, presentando un acabado sobredorado al fuego. Está formada por un jinete y un caballo que alcanzan cerca de los tres metros de altura. En un deseo de resaltar el poder Marco Aurelio aparece victorioso en alusión a sus conquistas, pero aparece representado como un hombre fatigado y filosófico, haciendo un gesto de paz. No lleva armas ni estribos, porta una túnica corta, una capa roja de los generales y unas botas de Patricio, mientras mantiene la cabeza erguida, con la mirada al frente y saludando ligeramente con el brazo.

El rostro es propio del período Antonino con una voluminosa cabellera de rizos y una barba con un efecto de claroscuro. También muestra un gesto grave y una mirada penetrante, producida por el efecto de las pupilas incisas. Así, pretende mostrar al emperador con rigor, aunque mantiene una cierta idealización física.

Respecto al caballo, es corpulento, con una montura ajustada aunque no llega a empequeñecer la  escala de Marco Aurelio, ya que la escala del jinete resulta en proporción mayor que la del caballo. El equino está representado con realismo y adquiere un movimiento pausado al tener la cabeza ligeramente ladeada y también a levantar la pata derecha, mientras que una de las traseras roza el suelo con el casco. El movimiento de la pata delantera presenta un problema técnico de contrapesos, realizado para colocar debajo la figura de un bárbaro atado. En cuanto a la expresión del equino, muestra vigor y cierta tensión que contrasta con la serenidad de Marco Aurelio.

Sobre la composición, la escultura de Marco Aurelio está formada por tres líneas rectas. La primera es una diagonal que se forma desde la cabeza del caballo, pasando por su lomo, hasta el muslo trasero derecho. La segunda recta es vertical, que va desde la cabeza de Marco Aurelio hasta el vientre del equino. Por último, la tercera línea recta es horizontal, y va del brazo extendido el emperador romano hasta el rostro del caballo.

Esta obra tuvo una gran influencia en autores renacentistas de retratos ecuestres como en Verrocchio en su obra ''Colleoni'' o Donatello en ''Gattamelata''. También ha influido en pintores como Tiziano.
Para concluir, podemos decir que actualmente la obra perdura tras diez y nueve siglos en óptimas condiciones, siendo una escultura única en bronce.




                                                                                                          Luis Ibáñez y Carlos Ubé









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