lunes, 24 de noviembre de 2014

ARA PACIS

ARA PACIS
La historia de Roma se encuentra dividida en tres periodos, el primero es un periodo monárquico (S. VIII-VI a.C.), a partir del momento en el que Roma fue fundada por Rómulo y Remo en el año 753 a.C. El segundo periodo es una república (S.V-I a.C.) tras la desaparición del poder de los reyes y por último, el denominado Imperio (S. I a.C.-V d.C.), esta es la última etapa a la que pertenecen los relieves del Ara Pacis.
Tras la muerte de Julio César, su hijo adoptivo Octavio vence a sus rivales y recibe el nombre de Augusto. Durante este reinado se produce la época de la Paz Romana (S. I y II a.C.), etapa en la que el Imperio vive su mayor esplendor.
Esto se refleja en la cantidad de obras artísticas que se realizaron en esa época, un ejemplo de ello sería el edificio del Ara Pacis, un monumento conmemorativo de la época imperial.
Se realizó en Roma el año 13 a.C. y fue inaugurado en el año 9 a.C. Se desconoce el nombre del autor o autores de esta obra, pues los artistas romanos no eran tan valorados como los griegos. Pero lo que sí que se sabe con seguridad es que esta obra arquitectónica fue realizada por encargo del senado romano, en conmemoración al triunfo de Octavio Augusto después que este estableciese la paz en Hispania y en Galia.
Esta obra está dedicada a la diosa de la Paz, está situado en el Campo de Marte donde cada año un carnero y dos bueyes se debían sacrificar.
El material utilizado es mármol de carrara extraído de los Alpes. Tiene una planta rectangular de 11x10x4, 6 metros, y no está cubierto.
Era una pequeña obra arquitectónica conmemorativa dedicada a la paz impuesta por Augusto, por ello debían sacrificar cada año a un carnero y dos bueyes.
En el interior había un altar que corresponde a un tipo itálico (sobre un podio, rodeado de un recinto marmóreo). Las naciones que sucumbieron ante Roma y que por tanto formaban parte de su prosperidad, fueron seguramente el tema de los relieves que adornaban los muros interiores del altar, y que en la actualidad se han perdido completamente.
Sobre el altar, las figuras están representadas en altorrelieve. Sobre el zócalo interior, se encuentran relieves decorados con personajes femeninos, quizás presentando alegorías sobre las provincias del imperio, mientras que en el zócalo exterior está decorado con la representación del sacrificio que se celebraba anualmente, con las Vestales y el pontífice máximo, acompañados por los sacerdotes victimarios y por los animales destinados al sacrificio.
Observamos un podio sobre el que se levanta la totalidad del monumento elevado en la parte anterior con nueve escalones que forman una escalinata que conducen al interior y en el lado posterior también hay otra entrada abierta por la que acceden las victimas que han a ser sacrificadas.
El cuerpo siguiente está formado por ocho pilastras decoradas con temas candelieri o árbol de la vida, de orden corintio, que sustentan un entablamento reconstruido y compuesto de arquitrabe con bandas, un friso interno decorado con bucráneos y guirnaldas en altorrelieves también había una volada cornisa, sin techo ni tejado, abierta al cielo.
En el exterior se encuentran separados por unos fretes (molduras cuadradas que forman meandros) unos paneles de mármol. Los inferiores decorados con motivos vegetales en su totalidad y los superiores decorados con escenas mitológicas e históricas. Estos están construidos con la técnica del bajo y alto relieve que y aunque hoy en día no tengan color se ha descubierto que el Ara Pacis original era policromada con vivos colores y brillos donde el color azul y rojo estaba acompañado por el dorado o el negro azabache entre otros.
En los lados cortos del edificio, a ambos lados de las puertas, se representan escenas mitológicas alegóricas. En la entrada del Norte podemos apreciar relieves que representan la personificación de Roma, se han conservado muy pocos restos del relieve, pero son suficientes para reconocer a la diosa Roma; el relieve que se encuentra a la derecha de la puerta norte se representa el mito de Saturnina Tellus, uno de los relieves mejor conservados del conjunto. Este relieve representa una gran figura femenina sentada, en la que se puede observar en su vestimenta la técnica de paños mojados. En su regazo se encuentran dos niños y algunos vegetales. La composición está perfectamente equilibrada, a los lados están dos ninfas; una sentada sobre un cisne en vuelo, símbolo del aire, y otra sobre un dragón marino, símbolo del mar. Estos dos animales recuerdan la serenidad de la paz en tierra y en mar. En la entrada sur, podemos observar relieves que representan en la parte izquierda de la puerta el Lupercal, del cual se conservan escasos fragmentos y en la parte derecha el sacrificio de Eneas, este presenta la cabeza cubierta y viste una túnica que deja al descubierto su atlético busto.
En los lados largos, se representa la procesión del Ara con la familia imperial, los sacerdotes y cargos más importantes del imperio, en la parte superior, donde se representan los personajes más importantes en primer plano, esculpiéndolos en altorrelieve y los secundarios en un segundo plano, en bajorrelieve y, en la inferior, paneles de hojas de acanto en espirales estilizadas, también de origen griego pero interpretadas “a la romana”.
En el lado este, es la escena más importante y mejor conservada. El relieve del lado oeste está peor conservado y casi todas las cabezas fueron rehechas en el siglo XVI. La perspectiva permite representar de forma jerarquizada a estos personajes; en un primer plano los principales, en planos inferiores los secundarios. Las figuras, aunque algo idealizadas, están individualizadas. En ambas procesiones se puede apreciar la técnica del paño mojado y las expresiones son muy naturales. Apareciendo en ambos lados la mayoría de las figuras con la cara de perfil.
Nos encontramos, pues, ante una obra que combina los elementos de origen griego como en las hojas de acanto de las pilastras y helenístico, en el altar y en el realismo y la sobriedad característicos de la tradición romana del retrato, representando por su calidad el punto más alto jamás alcanzado en el arte de los relieves.
Tras siglos de abandono, el monumento se redujo a ruinas. En 1536, y con motivo de las obras de la remodelación del palacio de Humberto I ubicado en la vía Lucma, los obreros encontraron algunos paneles con relieves. En aquellas fechas nadie relaciono los restos con el célebre Ara Pacis. Poco después se descubrió que eran restos pertenecientes al Ara Pacis y llegaron a diversos acuerdos con el Vaticano y la Galería de los Uffizi para que les entregase los que poseía.
Tras este descubrimiento, Mussolini, jefe de la dictadura fascista,  decidió reconstruir este monumento al igual que muchos otros con finalidad propagandística de su poder.
Para ello se realizaron unas excavaciones en el solar ocupado originalmente por el altar, de modo que al año siguiente el Ara Pacis pudiera brillar de nuevo para la admiración del mundo.
La reconstrucción se llevó por Guiseppe Moretti en 1937, el cual lo reconstruyó aceleradamente en el Museo de las Termas, de donde se trasladó al Mausoleo de Augusto. Allí fue inaugurado por Mussolini el 23 de septiembre de 1938.
Actualmente el monumento ha sido recubierto por un edificio de líneas minimalistas, diseñado por Richard Meier, desmontando el que se hizo en tiempo de Mussolini y para protegerlo de la contaminación atmosférica que sufre Roma.


Cristina Blas, Ana Ibáñez, Carmen Romero









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